05 junio 2012

Tepito con sabor a picardía


PRIMERA PARTE



El albur es la forma más ingeniosa de hablar del mexicano, somos los únicos en el mundo que hemos podido destrozar el idioma de Cervantes en esta forma… es una cosa de trueque, voy, vienes, vas, te digo, me dices tú, el rebote y el contrabote y el ultimo que habla, gana.
Chava Flores

A Tepito todos lo traen en la boca, todos hablan de él  y lo nombran el barrio temido, el chico cuando entra allí, sale totalmente agradecido por el mundo que ha conocido. Como dicen los filósofos del barrio bravo “lo importante en esta vida no es crecer sino dar el ancho”.

En la enorme selva comercial uno encuentra de todo, productos derivados del capitalismo amarillo (lo mismo pero más barato), artículos que van desde los últimos estrenos de cine, hasta pájaros exóticos. Aquí los marchantes no se molestan porque un carro pasa en medio del tianguis, mucho menos si es una motocicleta, se debe tomar precaución para que nadie te lo agarre… el dinero, porque los tepiteños tienen la fama de ser carteristas de profesión, pero siguiendo las recomendaciones de la gente del barrio, puedes entrar y salir ileso.

Para llegar a Tepito hay que pararse en Pino Suárez y ver para Catedral, de allí caminar hasta cruzar el Eje Vial 1; una vez que ha llegado, es recomendable meterse de dos en dos y así aseguraran sus bolsillos, porque el barrio bravo ha sido estigmatizado como un lugar peligroso donde roban y venden drogas, y aunque sus habitantes aseguran que no, más vale prevenir que lamentarse uno mismo.


En Tepito a veces las apariencias engañan,  que sea uno de los lugares donde aún existen las vecindades del México antiguo, no significa que sus habitantes sean pobres y sin educación; el comercio les ha dado para comer y para viajar alrededor del mundo, como es el caso de Lourdes Ruiz nativa del barrio, que de su negocio de ropa interior ha sacado adelante sus propósitos de viajar por el mundo, “Tepito me lo ha dado todo, para mi es el orgasmo del mundo porque es como una muerte chiquita, todos tienen miedo de llegar a él, pero cuando lo conocen, les gusta”.

Aquí encuentra de todo, los tepiteños le ofrecen una amplia variedad de ropa. Es común que cuando cruces la esquina de Toltecas y Bartolomé escuches ¿talla chica o talla grande? ¿Cuál le damos? ¿te gusta el saco café con ojales blancos?. Ropa usada, pero no de paca a precios muy accesibles, puedes encontrar prendas de dos pesos o más si es que lo prefieres; ropa original de marca con telas importadas: tela tasco, tela rimo, tela coloco y tela japonesa; hay para escoger, según el gusto de cada quien;   pero también existen las imitaciones bien hechas.
                                                La verdolaga enmascarada, campeona nacional del albur

Además del negocio de la ropa interior, Lourdes se  dedica a vender enchiladas de hoyo los domingos que pueden ir acompañadas de ricos raspados de anís. No es fácil encontrar un lugar fijo para comer, pero en los pasillos, los tamales pasan y pasan; abundan los plátanos con crema y los plátanos fritos, sólo no te metas todo en un solo bocado porque se te pueden atorar. Si prefieres platillos más fuertes puedes probar los guisados de chile en su mole de olla acompañados con frijoles de Apizaco; de postre hay churros con azúcar, camotes de Puebla y las  alegrías del tieso; para  beber, encuentra cafecito con azúcar y leche o  si siente mucho calor, saque el pulque y las cervezas.


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